La aurora es un fenómenos meteorológico luminoso consistente en una luz o resplandor de las altas capas de la atmósfera, que en el hemisferio austral se observa hacia el sur y en el septentrional hacia el norte. Su límite inferior suele estar a unos 100 kilómetros, y el superior, entre 120 y 200, aunque a veces llega a los 1000 kilómetros. Se forma en las regiones polares, entre los 65 y 70 de latitud, y excepcionalmente aparece hasta los 45. Las formas de las auroras varían mucho: de arco, en cortina, como una nube, etc. y sus colores son muy diversos.
Estudio relacionados con las auroras
El estudio de este fenómeno, idéntico en ambos hemisferios, permitió a Birkeland y Störmer relacionarlo con la actividad solar y con el campo magnético terrestre; según esto, la Tierra es como un gigantesco electroimán, que desvía el flujo de electrones procedentes del Sol. Las exploraciones hechas con satélites artificiales, al demostrar la existencia en torno a la Tierra del llamado cinturón radioactivo o de Van Allen, y de sus embudos de penetración hacia los polos magnéticos, han probado la exactitud de su aserto. W. H. Bennett demostró que las auroras polares son ocasionadas por espesas nubes de partículas electrizadas, que se originan en las grandes explosiones del Sol, las cuales se cuelan a gran velocidad a través de esos embudos, y al chocar con los iones de oxígeno y nitrógeno, la energía mecánica se torna en luminosa.