La discriminación consiste en el trato diferenciado hacia una persona o grupo de personas por diversos motivos entre los que se destacan: raza, país de origen, clase social, género, orientación sexual, creencias religiosas o políticas, aspecto físico, entre otras.
Aunque el término discriminación suele ser usado comúnmente para referirse a algún tipo de discriminación negativa también es posible ser usado para referirse a algún tipo de discriminación positiva.
Existen diferentes maneras de ejercer la discriminación, las más frecuentes son ignorar, excluir, ridiculizar, humillar y agredir verbal o físicamente.
En todas las culturas, clases sociales y ámbitos de la vida cotidiana hay personas que discriminan y son discriminadas.
El temor o rechazo a lo diferente, a lo que se aleja de los parámetros de normalidad, que la familia, educación y sociedad han implantado en el inconsciente colectivo, ha contribuido en gran parte, en este hecho.
Las personas discriminadas reaccionan de diferentes maneras ante esta situación, hay quienes responden tímidamente, avergonzándose de su condición, o quienes, por el contrario, no se ven afectados por el trato recibido. Esto depende fundamentalmente de la seguridad y confianza en uno mismo, aunque repetidos actos de discriminación, pueden hacer mella en la autoestima de quienes lo padecen. Es por eso que los niños y adolescentes se encuentran muy vulnerables ante esta situación ya que están en pleno desarrollo de su autoestima y seguridad en sí mismos.
Actualmente, en la mayoría de las culturas, la discriminación está condenada por la sociedad en general, aunque es inevitable encontrarse a diario con casos discriminatorios en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
