La siesta es una popular costumbre española que consiste en dormir unos minutos tras el almuerzo, con el propósito de descansar, reponer fuerzas y continuar el resto del día con más energía.
Lo habitual es que una siesta dure aproximadamente treinta minutos, aunque algunas personas prefieren extender el sueño durante una hora o incluso más.
La hora ideal para echarse la siesta es tras la comida de mediodía. La digestión es una de las funciones que más energía requiere del cuerpo por la cantidad de oxígeno y el volumen sanguíneo que necesita. Tras la comida, el descenso de la temperatura y de la presión sanguínea hacia el sistema digestivo produce somnolencia, por lo que la siesta es una respuesta natural a este proceso.
En los últimos años, esta costumbre ha ganado mucha popularidad y adeptos en todo el mundo, ya que es conocida por aportar cuantiosos beneficios a la salud. Se ha demostrado científicamente que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y que disminuye el estrés. Además, favorece la capacidad de concentración y el aprendizaje, mejora el rendimiento y reduce las tensiones físicas.
Los expertos recomiendan que la siesta no se prolongue por más de treinta minutos ya que puede ser contraproducente por causar sleep inertia, es decir, sensación de pesadez, dolor de cabeza, cansancio y alteraciones del sueño nocturno.